Hay días en que la ropa
me queda demasiado grande
no porque haya perdido peso
precisamente
sino porque de seguro
se me ha encogido
en dos tallas el alma.
Tan inevitable como inútil
uno se mira las manos bajo el sol
ve caer el ensueño
junto al chorro del grifo
y encuentra en una cáscara de fruta
el significado obsoleto de la alegría.
Hay días en que el cuerpo
se engalana solo
como un mendicante
sin el alma puesta
y hay que dejarlo
solamente
abrazarlo
y dejarlo irse.
Comentarios
Publicar un comentario